Indudablemente existen diferencias entre los animales (humanos y no humanos), disimil- itudes evidentes en la expresión de capacidades compartidas. Sin embargo, es científica- mente imposible refutar que los otros animales son conscientes, exhiben capacidad de percibir, memoria, autoconciencia, intenciones, sentido del futuro y hasta de preservación de su propia vida. Todo lo anterior les hace sujetos de una vida, y por lo tanto merece- dores de respeto, consideración y el máximo bienestar posible.
Desde el punto de vista ecológico es evidente que compartimos una casa común llamada planeta Tierra y tenemos un destino compartido; nuestras vidas se encuentran profunda- mente relacionadas y son interdependientes. Pero nuestra relación con los otros animales no solo tiene esa dimensión, también tiene una social y ética, por un lado, existe abun- dante evidencia científica sobre cómo la violencia hacia otros animales, suele ser la ante- sala a la violencia en las relaciones interhumanas. Al contrario, se ha demostrado que, al trabajar nuestra empatía, sentido de responsabilidad y sensibilidad para con los animales, generamos relaciones interpersonales más asertivas y sanas.
Desde el Frente Amplio, consideramos que los animales no humanos deben ser recono- cidos como seres sintientes, con un estatus legal propio, es decir, que deben dejar de ser considerados simplemente cosas y asumimos el compromiso con impulsar ese debate en la sociedad costarricense. El solo hecho de que en Costa Rica se haya formulado y apoy- ado de forma masiva una Ley contra el maltrato animal, muestra el interés existente entre la población de que este tema sea debidamente abordado en la institucionalidad nacion- al.
Pero más allá de cualquier reforma legal y sanción penal, consideramos fundamental impulsar un cambio a nivel cultural y educativo, que dé lugar a un entorno de mayor res- peto a otras formas de vida, que permita tener relaciones más sostenibles y sanas con las otras especies, y con la naturaleza misma; ese entorno del que somos tan solo una parte. Por ello, la mayoría de las propuestas contenidas en este capítulo se enfocan en acciones transformadoras en el plano educativo y preventivo, por encima del castigo y la sanción.
Considerando lo anterior, nos comprometemos con las siguientes propuestas:
- Profundizar los esfuerzos en la educación para la prevención del maltrato y la agresión animal. Promover mayor empatía y sensibilidad en la niñez y adolescencia no solo per- mitirá reducir de raíz los casos de agresión contra animales, sino también la violencia entre humanos. Durante los últimos años el MEP ha realizado esfuerzos para incorporar el contenido de bienestar animal en los planes de estudio de algunas materias; no obstan- te, consideramos que debe existir un mayor acompañamiento y capacitación al cuerpo docente, para que se incluya de forma transversal este tema en sus lecciones. Adicionalmente, la impartición de contenidos teóricos sobre bienestar animal podrá complementarse con actividades vivenciales, por ejemplo, vincular programas de trabajo comunal de secundaria, con organizaciones animalistas, para que el estudiantado tenga contacto directo con animales en condición de calle, y con personas que dedican esfuer- zos a su rescate.
- Reforma a la Ley Fundamental de Educación. Impulsará una reforma al artículo 2 de la Ley Fundamental de Educación para incluir un nuevo inciso, que sumará a los fines de la educación costarricense el reconocimiento de los animales como sujetos de una vida, seres sintientes que merecen respeto. Esto reforzaría a nivel legal la inclusión de la pro- tección animal en los programas de estudio del sistema educativo costarricense.
- Apoyar técnicamente a los gobiernos locales en la realización de intervenciones es- tratégicas en protección animal. Durante los últimos años el interés de los gobiernos locales en la protección animal ha sido creciente. Se propone apoyar y promover que las intervenciones sean cada vez más estratégicas, mejor planificadas y evaluadas. Para ello, se habilitará un espacio de coordinación en Casa Presidencial, que contará con la par- ticipación del Programa de Bienestar Animal de Pequeñas Especies del SENASA, organi- zaciones de la sociedad civil -ONG´s, asociaciones animalistas-, y gobiernos locales volun- tariamente interesados. Entre las posibles acciones se encuentra la realización de conteos cantonales de animales deambulantes, los cuales permitan evaluar y planificar de mejor manera las intervenciones; además, se explorará la posibilidad de realizar planes piloto de registro de animales de compañía, por parte de las municipalidades.
- Desarrollar una estrategia comunicativa para la protección y respeto de la vida animal. Se diseñará una estrategia comunicativa orientada a incentivar la discusión y la reflexión ética sobre nuestro relacionamiento con los animales no humanos, y la promo- ción de valores como la empatía, el respeto y la convivencia inter-especies. Esto se llevará a cabo a través de las plataformas comunicativas con que cuenta el Gobierno, tales como el SINART, y sus redes sociales.
- Transformar los zoológicos y demás formas de tenencia de animales en cautiverio. Asumir el compromiso de la no renovación del contrato con la empresa Fundación Pro Zoológicos de forma tal que finiquitado el tiempo del mismo se proceda al cierre de- finitivo del Parque Zoológico Simón Bolívar. Para su consiguiente transformación en un parque botánico con actividades y espacios educativos y recreativos sostenibles. Fomen- tar mediante incentivos la transformación de espacios que tienen animales en cautiverio, en espacios para el rescate y rehabilitación temporal de animales silvestres heridos, hasta su retorno a su entorno natural o relocalización a otro similar.
- Aumentar las capacidades de vigilancia del SINAC. Promover el aumento de la capaci- dad de vigilancia del Sistema Nacional de Áreas de Conservación mediante la inversión en más recursos y capacidades tecnológicas. al tiempo que se procurará mejorar las condi- ciones de trabajo del equipo de guardaparques del sistema, de forma que puedan velar por la vida silvestre, conforme al ordenamiento jurídico.
- Fiscalizar los establecimientos de cría y venta de animales de raza como mascotas. Impulsar desde SENASA la aprobación de un reglamento que regule la actividad de cría de caninos y felinos para la venta comercial. Estará orientado a establecer los lineamien- tos técnicos requeridos para garantizar el bienestar de los animales, y la salud pública. Se fortalecerá la capacidad de vigilancia y fiscalización de estos establecimientos por parte de SENASA.
- Fortalecer el Programa Nacional de Bienestar Animal de SENASA. Generar una nueva fuente de financiamiento para el Programa Nacional de Bienestar Animal de SENASA, a través de instrumentos fiscales que graven la cría y comercialización de caninos y felinos como mascotas. Se propone que quienes compren mascotas de raza, apoyen solidari- amente con recursos fiscales para que el SENASA pueda fiscalizar adecuadamente los criaderos, y en general atender la apremiante situación de los animales en condición de calle. Se excluirá a los animales destinados al servicio y asistencia.
- Erradicar las peleas de perros y gallos. Se fortalecerá la intervención de establecimien- tos donde se realicen peleas de perros y gallos, gracias a una mayor investigación y vigi- lancia. Esto se realizará de forma coordinada entre SENASA y el Poder Judicial; además, se promoverá el involucramiento de los gobiernos locales, quienes pueden brindar infor- mación valiosa para identificar lugares históricamente utilizados para estos fines.
- Reconocer constitucionalmente a los animales como seres sintientes. Se promoverá la discusión sobre la importancia de que la legislación costarricense reconozca a los ani- males como seres sintientes, tal como ya sucede en muchas partes del mundo. Este sería un avance de mucha importancia, ya que podría solucionar el problema del Bien Jurídico Tutelado, en casos de agresión y maltrato animal. Puntualmente, se impulsará el recon- ocimiento a nivel constitucional de los derechos de la naturaleza y el de los animales no humanos como seres sintientes, a quienes se debe garantizar el máximo bienestar y protección posible.